3 diciembre 2012
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A este lo heredamos de zapatero.
El fiscal jefe Anticorrupción, Antonio Salinas, que en su día fue ascendido a ese puesto decisivo en la persecución de los casos de corrupción por José María Aznar, vuelve a estar en el punto de mira del Partido Popular y de muchos de sus dirigentes.
Salinas, que se puso a las órdenes de Cándido Conde Pumpido cuando Zapatero llegó al poder, sigue persiguiendo con ahínco los casos de corrupción que estallan en la esfera del PP, mientras que olvida ordenar a sus subordinados la investigación de otros casos que afectan al PSOE o a Convergència i Unió, denuncian sotto voce los populares.
Nadie entiende, por ejemplo, que no haya abierto una investigación profunda en relación con la famosa lista de Liechtenstein, donde aparecían, entre otros, el padre de Artur Mas y la familia Pujol, junto otros nombres muy conocidos y acaudalados de la vida pública española. Esa lista llegó a manos de las autoridades españolas en el 2010 cuando un funcionario suizo vendió el disquete con ese listado al mejor postor.
Se hace más escandaloso aún, sostienen, cuando un diario nacional ha estado publicando datos acerca de las cuentas secretas del president Mas y la familia Pujol Ferrusola, así como de las comisiones que los distintos dirigentes de CiU recibían en el denominado Caso Palau. Y recuerdan que la familia Pujol tenía en Suiza el mismo asesor financiero que los miembros de Gürtel Correa y Crespo, el ya famoso Fassana.
Al parecer, durante los últimos tiempos de Alfredo Pérez Rubalcaba como ministro del Interior, el portavoz parlamentario de los nacionalistas catalanes, Josep Antoni Duran i Lleida, solía tratar estos asuntos con el entonces hombre fuerte del gobierno de Rodríguez Zapatero, especialmente cuando fueron detenidos Macià Alavedra y Lluís Prenafeta, dos hombres clave durante lustros en el entorno pujolista. Su paso por la prisión preventiva duró pocas semanas, mientras Correa y Crespo se pasaron años por los mismos presuntos delitos.
En el PP y el Gobierno insisten en que Salinas y sus subordinadas en la Audiencia Nacional, las fiscales Concepción Sabadell y Miriam Segura, persiguen con saña cualquier nombre relacionado con el PP y obvian el resto. Ha sido desde luego muy comentado en los ámbitos judiciales el hecho de que el fiscal Salinas saliera acompañado del secretario de Estado de Interior explicando la Operación Emperador contra las mafias chinas en España. Sucedió en octubre, justo en el mes en que cumplía su mandato. Se piensa en esos mismos ámbitos que su intención era hacer méritos para mantenerse en el cargo, también con este Gobierno, dado que hasta ahora nunca se había producido una rueda de prensa de estas características.
Medios del PP se preguntan por qué Alberto Ruiz-Gallardón no remueve al fiscal Salinas cuando lleva ya tanto tiempo como máximo responsable anticorrupción y, a juicio de esos dirigentes, tiene acreditado su sectarismo a la hora de perseguir los delitos. ¿Ha tenido Gallardón, se cuestionan en el PP, algún asunto que conozca el fiscal anticorrupción Salinas? ¿Hizo algún favor Salinas al que en su día le nombró para ese puesto en algunos de los casos que todavía siguen abiertos y que han tenido enorme repercusión mediática y política?
Un delito deja de ser delito cuando prescribe.
Prescribe con el paso del tiempo.
El tiempo pasa si quiere el fiscal.
Luego, el fiscal es legislador, juez y gobierno. Sólo hay delito si quiere el fiscal.
Prescribe con el paso del tiempo.
El tiempo pasa si quiere el fiscal.
Luego, el fiscal es legislador, juez y gobierno. Sólo hay delito si quiere el fiscal.
¡Esto es España señores!.
Angel Velazquez
esmarconi@hotmail.es
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